Cómo evitar arruinarse con los medicamentos de venta con receta
Al nivel más elemental, un «directorio» es una lista de los medicamentos que cubre tu aseguradora. Entonces, ¿por qué siguen siendo tan caros algunos medicamentos corrientes? Veamos qué es lo que realmente pasa y qué puedes hacer para ahorrar.
Las empresas farmacéuticas ganan dinero vendiendo medicamentos. Y la mejor manera de hacer eso es figurar en los directorios de las aseguradoras. Piénsalo… Los medicamentos que figuran en un directorio se promocionan a todos los miembros de la aseguradora. Eso significa muchos posibles clientes. Y tú tienes un incentivo para comprar medicamentos del directorio en vez de medicamentos que no figuren en él, porque tu seguro médico contribuye al pago de dichos medicamentos.
El precio real de los medicamentos depende de cómo estén clasificados. Cuando se desarrolla un medicamento nuevo, las empresas pueden cobrar mucho más por él porque hay una patente que evita que otras empresas lo copien, lo que significa que no hay competencia. Estos medicamentos se conocen como «especialidades farmacéuticas originales». Una vez expira la patente, otras empresas pueden crear versiones más baratas, que se denominan «especialidades farmacéuticas genéricas». Ambas versiones tienen los mismos principios activos y cumplen exactamente las mismas normas: los genéricos cuestan menos simplemente porque tienen menos gastos de desarrollo y de publicidad que cubrir.
Entonces, ¿qué puedes hacer para pagar lo menos posible por los medicamentos que necesitas? Sigue estas dos sencillas reglas para ahorrar el máximo posible:
Regla #1: pídele siempre a tu médico que te recete algo que esté incluido en el directorio de medicamentos de tu seguro.
La mayoría de los directorios de las distintas aseguradoras son similares e incluyen muchos medicamentos iguales. Sin embargo, las aseguradoras y sus administradores de beneficios de farmacia pueden llegar a acuerdos con empresas farmacéuticas para obtener mejores precios, descuentos por volumen, etc. Las negociaciones podrían afectar a los medicamentos que figuran en su directorio y al precio que pagas por ellos. Por lo tanto, investiga tu directorio (puedes encontrarlo en el sitio web de tu aseguradora) y habla con tu médico sobre ello. Puede que tengas que pagar el precio íntegro (¡$$$!) por medicamentos que no estén en el directorio.
Regla #2: pregunta cuál es la opción más económica.
Sé tu propio «mediador» y pregúntale a tu médico cuál es el medicamento más barato, que por lo general es un genérico. Puede que tengas que pagar una penalización si eliges una especialidad farmacéutica original habiendo disponible un genérico idéntico. Si no hay un genérico idéntico, pregunta por otras alternativas genéricas.
Si no existe ningún genérico, entonces la mejor opción para reducir los costes será una especialidad farmacéutica original de tu elección que figure en el directorio.
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